domingo, 29 de marzo de 2009

[ Cr ]DÉJAME ENTRAR, THOMAS ALFREDSON


Let The Ride One In es una peli más interesante que buena. Tiene grandes descubrimientos narrativos, una historia realmente buena y un desarrollo lento pero efectivo.

 

La originalidad es un aspecto realmente malentendido en el Cine. Me refiero a que siempre se habla de ella como algo totalmente positivo. Y no lo es, sobretodo porque ya está todo descubierto en el cine, porque siempre que ejecutes ideas originales como principal objetivo, vas a sacrificar la estructura del film. Es difícil de explicar, pero me refiero a esa originalidad malentendida de directores tan mediocres como Julio Medem y Lars Von Trier (sé que siempre los nombro, pero así es la vida)

 

Entonces, conseguir originalidad es muy complejo, y LET THE RIDE ONE IN lo consigue; porque coge el camino difícil y menos esperado en una película de vampiros desarrollada en la actualidad. El espectador no se espera en ningún momento el ritmo, el tono y el tratamiento de éste producto fílmico.

 

Una historia de vampiros sin colmillos. Sin personajes de estética dark ni bares nocturnos chungos. Sin estacas ni ajos. Sin ojos de esos inyectados en sangre.

 No es la peli que uno se espera para nada. Es lo contrario. Lo más curioso es que ese es un juego muy arriesgado. Es decir, cuando un film es totalmente lo contrario a lo que el espectador espera, suele ser algo premeditadamente buscado por los cineastas, y eso no suele funcionar, porque el público se siente engañado. Siente que le han tomado el pelo. 

Pero aquí no, ésta película juega totalmente limpio. Es respetuosa con el público, y eso es la regla más importante del cine. Una historia de vampiros que trata el vampirismo como una enfermedad más parecida a algo genético que al cáncer o al sida. Es lo contrario a 28 DÍAS DESPUÉS (sin menospreciar la grandísima película de Danny Boyle)

 

Un melodrama cercano al cine europeo de los setenta. Tiene algo de Godard. Algo de Truffaut. Algo incluso de Bergman. Es lenta para lo que uno se espera de una peli de vampiros, pero no es un film lento. Es un film de ritmo normal con respecto a la historia que cuenta.

 

Aún así, la historia se resiente en algunos momentos por culpa de alguna salida de tono o algún clímax mal puesto. El tercer acto, a pesar de tener un clímax magnífico (ese plano bajo el agua), tiene alguna bajada de ritmo, o algún momento narrativo excesivamente mantenido.

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