domingo, 29 de marzo de 2009

[ Cr ] LOS ABRAZOS ROTOS, PEDRO ALMODÓVAR


Pedro Almodóvar es un director que se gusta mucho a sí mismo a nivel cinematográfico. Con LOS ABRAZOS ROTOS ha visto la posibilidad de hacerse un homenaje a sí mismo. La peli parece tener la intención de contentar a todos los aficionados al director manchego. 

Después de un éxito tan grande como el de VOLVER, Almodovar ve la oportunidad de pegarse un homenaje a sí mismo y al cine que admira. Es como si pensase que se ha ganado el derecho a hacer lo que realmente le venía en gana.

 LOS ABRAZOS ROTOS cree tener una estructura muy trabajada y conseguida a consciencia, cuando en realidad es uno de los grandes fallos de la peli. 

LOS ABRAZOS ROTOS tiene una carga narrativa de sucesos muy grande. Ocurren muchas cosas que, se supone, los personajes sienten a flor de piel. Tiene la intención de alcanzar grandes picos dramáticos, pero el guión se pierde, y los personajes, que son los que llevan el peso de la historia, nunca llegan a calar al espectador. Es como si en ningún momento sintamos ningún tipo de empatía con ninguno. Ni te caen bien ni te caen mal. La peli te deja totalmente frío a nivel de identificación con los personajes.

Eso es un gran error, porque Almodóvar nunca ha sido un director que atrape por lo interesantes o tensas que puedan ser sus tramas, Almodóvar siempre ha cargado el drama de sus historias en unos personajes muy peculiares. Eso personajes son los que lo hacen quien es, eso y su estética entre ochentera kitsch y neo moderna. 

Todos los fallos de la película son responsabilidad del director. Son todas a nivel de tono, dirección, guión, estructura, ritmo,... todas responsabilidad de un director que se preocupó más de no salirse de su estilo que de construir una historia correcta y que se sostenga sola.

Da la sensación de que la historia solo funcionaría (si es que llega a funcionar) con una explicación de boca de su director. 

Los actores están bien, en especial Blanca Portillo y Lluis Homar. Penélope Cruz cae en sus tics de siempre, pero hay que reconocerle cierta evolución hacia un tono un poco más natural, aunque siempre demasiado exagerado en pronunciaciones y bocalizaciones.

La historia nunca está claro de que va. Si la reducimos a su más mínima esencia, nos encontramos con la vida de n hombre que se ve obligado a repasar su pasado por la parición de un personaje que pertenece a él. Esa revisión le hace descubrir secretos de personajes que seguían a su lado en la actualidad. Empieza muy tarde y de manera poco fuerte.

Hay personajes realmente ridículos, en especial, el que interpreta el sobrevalorado actor Rubén Ochandiano. O el hijo del personaje de Blanca Portillo.

Las tramas, que son varias, entran y salen de la historia de manera calculada, pero pésimamente calculada. Sobran varias cosas.

Es una historia que demanda una empatía absoluta con sus personajes. Exige cariño hacia ellos, porque lo único que ocurre les ocurre a ellos. Y la trama no es interesante ni carece de giros o puntos de inflexión dramáticos que funcionen a nivel de género. Aunque Almodóvar pretenda, sin éxito, saltar de género en género.

Una peli fallida a casi todos los niveles. Que se supone contiene momentos en que los personajes viven a flor de piel sus sentimientos, y el espectador debería sentirlo. Pero en ningún momento nada de eso ocurre. Los personajes cambian y evolucionan, pero esos cambios dejan frío al espectador. Nos da igual lo que les ocurra a los personajes. Ni te caen bien ni mal.

Lo mejor de todo, el auto homenaje a MUJERES AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS que suponen los minutos, al final del film, de la película ficticia CHICAS Y MALETAS. De una tensión cómica genial, con una Carmen Machi en estado de absoluta gracia. Lo mejor de la película con diferencia. 

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